Esto es una historia que he empezado a escribir, y bueno, he decidido ir poniéndola aquí conforme la vaya escribiendo. No tiene titulo provisional aun, pero ya decidiré uno cuando lo tenga claro.
Y ahí estaba yo, me acababa de despertar no recordaba que había pasado. No conocía aquel lugar, una pequeña habitación llena de oscuridad sin más luz que la de la tenue llama de una vela sobre una mesa. No sabia como había llegado a aquel lugar, solo recordaba haber recogido del suelo un extraño anillo, y ahora estaba en esta habitación. Vi luz por la rendija de debajo de la puerta y escuche un ruido, me acerque a la puerta y escuche como dos personas hablaban, ambas voces de hombre, uno tenia la voz muy grabe y parecía enfadado, el otro parecía ser joven por su voz suave y torpe al contestarle al individuo enfurecido. Permanecí un rato detrás de la puerta, la cosa se puso fea puesto que el hombre enfadado le grito al menor, oí un fuerte golpe y luego un portazo. Me pregunte si debía abrir la puerta, no sabía que me encontraría detrás pero tenia miedo de que hubiera pasado algo malo, me arme de valor y abrí la puerta poco a poco. Había poca claridad, la chimenea estaba encendida, busque con la mirada por aquella habitación algún rastro de vida y al mirar al suelo vi a un chico tirado. Tenía el pelo negro, no era mucho más mayor que yo y vestía con ropa antigua. Me acerque lentamente, no sabia que hacer y parecía herido, quizás fue golpeado por el otro hombre. Me agache y le hable:
-Hola… ¿Chico, estas bien?
Se giró y pude ver su cara, sus ojos eran verdes, el pelo le llegaba por las orejas y tenia un bello rostro, aunque una de sus mejillas estaba colorada.
-¿A ti que te parece? Si estuviera bien no estaría tirado en el suelo. Por cierto, ¿quien eres, y que hacías en mi habitación? ¿No serás una ladrona? –Se incorporó y se sentó en una silla de madera que había cerca.
-Solo te he preguntado por educación, intentaba ser amable y hubiera preferido una contestación menos borde por tu parte ya que solo quiero ayudarte, aunque no te juzgaré puesto que entiendo que estés molesto. Claro que no soy una ladrona, pero de haberlo sido no creo que te hubiera importado mucho ya que te as limitado a sentarte y no hacer nada. Y bueno, no sé que hacia en tu habitación, esperaba que tú pudieras ayudarme a saberlo. –Le conteste un poco brusca.
-Si hubieras sido una ladrona no creo que hubieras podido hacer nada contra mí, ¿te as visto? Además, tampoco tienes muchas pintas de venir a robar, solo lo pregunte para saber que dirías.
Nos quedamos mirándonos unos segundos, luego me invito a sentarme en otra silla a unos centímetros de la suya.
-¿Estás diciéndome que no sabes que haces aquí? ¿Te has dado un golpe en la cabeza o algo parecido? En fin, como acabo de decir, no tienes pintas de malas intenciones asíque no seguiremos con el tema de si eres ladrona o no, me presento.
Continuará...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
.png)
No hay comentarios:
Publicar un comentario